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Algo más tarde lo supe. Al parecer un grupo de críticos y aficionados fancineros habían mandado a la redacción de Trinca fotocopias de tebeos yanquis y europeos donde quedaba claro que Maroto se había "inspirado" en demasía para sus viñetas de Alma de Dragón.
Al parecer, los espiritus de los poetas no habían ayudado a Maroto esta vez. Alguna de sus fuentes eran demasiado recientes y a los avispados críticos de la época, que ya sabían de lo mucho que el autor bebía en diversos estanques, esta vez les pareció que a Maroto ya se le había ensalzado bastante, que se había pasado de la raya, tanto premio y tanta gaita, se iba a enterar este.
Pero las historias de terror y fantasía seguían apareciendo y pronto nos olvidamos de Alma y seguimos disfrutando del resto de su obra...aunque claro, ahora no podías evitar fijarte en que algunos dibujos te recordaban cosas, otros tebeos, otros libros, cuadros, imágenes, pero Maroto conseguía integrar todo ello en sus páginas barrocas, que a pesar de todo, continuaban siendo mucho más sugerentes que las de otros autores, mejores dibujantes, tal vez, pero más frios, más impersonales.
Maroto dibujaba muchas páginas, demasiadas tal vez, para mantener un listón medio. En 1979 se publicaron La esfinge (en 1984) y Korsar (en Cimoc), y el trabajo del autor daba serias muestras de cansancio, ya no se molestaba tanto en sus composiciones de página y aunque no era un gran narrador, tampoco era confuso y sí lo bastante profesional para salir de cualquier apuro. Pero eso no bastaba. Se repetía, se copiaba a sí mismo continuamente y sus fans nos sentimos bastante decepcionados. Su trabajo no avanzaba, ni en lo artístico, ni en lo conceptual, más bien al contrario. Se había instalado en un cómodo planteamiento (pues seguía teniendo muchos más admiradores que cualquier otro autor de la época, no habia más que ver las cartas de las revistas de Toutain) y producía página tras página como un autómata.
En el año 1983, comienza aparentemente una colaboración con Rambla, la revista de moda del momento, comic de autor y tal, no historietas de agencia ni de ida y vuelta. Autores responsables al 100% de su trabajo. Y digo aparentemente porque sólo dibujó una historieta y una página en el siguiente número. Y en el número en el que se habla de esa colaboración (el 10), aparece una entrevista firmada por Ana Salado. Allí queda claro que el autor conoce sus fallos y debilidades, es más, ante la pregunta: "No pareces demasiado satisfecho de tu etapa como dibujante..."
Maroto responde: "Y no lo estoy, desde luego. Reconozco que en un determinado momento tiré la toalla y que he hecho mucha mierda. Eso es malo por si mismo, pero es que además se corre un riesgo muy grande, y es que al final llegas incluso a que te guste ese mal trabajo; vamos, que le tomas gusto y pierdes el sentido crítico y la perspectiva sobre lo que estás haciendo. Y cuando haces mierda, tienes que saber al menos que la estás haciendo".
Sin embargo, la historieta que publica Rambla tiene buena pinta y parece que el autor se recupera, pero sólo es un espejismo, como digo, no publica más en esta revista y siguen apareciendo sus trabajos en las revistas de Toutain, rebotes de USA y series de producción propia con parecidos resultados: mediocridad.
Y a todo esto, Maroto sigue realizando en paralelo un meritorio trabajo de ilustración, que siempre le ha funcionado, trabaja el color y lo hace bien, parece que todo el cariño que ha abandonado en sus historietas lo vuelca en las ilustraciones, con un nivel medio mucho más alto, son quizá más cómodas de realizar, pura fantasía, de la que está sobrado, mucho trabajo técnico y poco intelectual.
Nave prisión (con Bruce Jones), Zoo fantástico, Zodíaco (con Abuli), Loves Stories, nuevas historias e ilustraciones que siguen apareciendo en 1984 y Comix
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Como anécdota reciente, mencionar que en ebay, el propio Maroto pone a la venta alguna de sus ilustraciones originales. Por unos 1000 dólares, cualquiera puede tener un buen Maroto en casa...