Una nueva entrega de nuestro amigo David Roach nos trae esta vez a uno de nuestros creadores favoritos, que antes de convertirse en un gran artista, tanto del dibujo, como de la ilustración o la fotografía, no tuvo más remedio que pasar por esta escuela árdua y monótona que fueron las publicaciones inglesas, que a pesar de sus muchas frustraciones, al menos conseguía que los autores practicaran y crecieran, si no artísticamente sí profesionalmente, algo que en nuestro país no podían permitirse.