Manuel Caldas me ha pedido amablemente que le escriba el prólogo a su próxima edición de The Cisco Kid y aquí la transcribo a vuestra consideración, si observáis algún gazapo, hacérmelo saber, plis.
José Luis Salinas era ya un mito en su país y uno de los artistas
más reconocidos. Su Hernán el Corsario y las adaptaciones de las grandes
novelas de aventuras publicadas en Patoruzu, El Hogar y Patoruzito le habían
convertido en el gran dibujante “realista” de Argentina y su popularidad era
enorme tanto entre el público aficionado como entre los propios profesionales.
Aunque su trabajo le satisfacía, Salinas siempre quiso
dibujar una tira de prensa de distribución mundial. Gran admirador de dibujantes
como Hal Foster, Alex Raymond o Van Buren, se consideraba suficientemente
capacitado para ser uno de ellos.
En 1941 presentó sus trabajos a Percy Forster, representante
de la K.F.S. en Buenos Aires, quien los envió a Estados Unidos. No era un buen
momento, el país estaba en guerra y los Syndicates no deseaban adquirir más material
del que podían vender.
En su segundo intento, en 1949, viajó personalmente a los
Estados Unidos con muestras de sus trabajos argentinos, Hernán, las
adaptaciones…, su trabajo causó admiración y pronto le llamaron para pedirle que
viajara a Nueva York.
Comenzaría desde abajo; Salinas ha comentado en alguna
entrevista que estaba dispuesto a hacer cualquier cosa: borrar lápices,
rotular, recuadrar viñetas como un aprendiz con tal de permanecer allí e
intentar conseguir su sueño.
A los pocos meses llega su oportunidad: recibe la indicación
de crear gráficamente a The Cisco Kid.
Realiza los primeros bocetos basándose en la imagen cinematográfica
del personaje; un típico mexicano de grandes bigotes a lo César Romero, pero el
Syndicate quiere el aspecto del personaje de TV y tiene que cambiarle para
darle el de Duncan Renaldo, protagonista de la serie. Tiene que
afeitarle los bigotes, pronunciar la mandíbula y dibujarle su famosa camisa
estampada.
Fue un western relativamente avanzado para la época, no era
el típico vaquero a lo Gene Autry o Roy Rogers, asexuado y sobrio; Cisco
prefería besar a las chicas además de cederles el paso, un cruce a la mexicana entre
Don Quijote y Don Juan. Por supuesto no podía faltar el fiel escudero, en este
caso, otro mexicano llamado Pancho, el contrapunto más o menos cómico de toda
serie que se precie.
Pronto se vio que Salinas había sido una buena elección: sus
vaqueros, sus caballos al galope, las polvorientas calles de los pueblos, las
praderas y los indios que salían de sus pinceles eran de lo más atractivo que
se había visto en historieta, personajes de gran realismo y una gran variedad
de personajes secundarios llenos de expresividad y fuerza; y unas mujeres
bellísimas que traían a Cisco por la calle de la amargura. “Pocos dibujantes
conseguían satisfacer a sus editores al primer intento, algo que sí consiguió
Salinas”, en palabras de Rod Reed.
Vivió muy poco tiempo en Estados Unidos, apenas nueve meses;
tuvo que volver a su país, por que si no su hijo Alberto hubiera sido reclutado
como hijo de residente y le hubieran destinado a la guerra de Corea; planteó al
Syndicate su problema y entendieron sus razones, permitiéndole trabajar desde
Argentina y enviar su trabajo desde allí. Después, cada cierto tiempo viajaba a
Nueva York uno o dos meses donde le dejaban una oficina para trabajar.
Rod Reed, el guionista, escribió esta historia a partir de
un cuento corto de O’Henry llamado “The caballero way”, en realidad, se cree
que el personaje original estaba basado en Billy the Kid, el forajido, y de
hecho, nuestro “caballero” era mas bien un tipo irascible que había matado a
seis hombres blancos y el doble de mexicanos en peleas y duelos apenas poco justos; a pesar de ello, había una mujer enamorada de el.
Se barajó la posibilidad de que The Cisco Kid tuviera
asimismo un turbio carácter, pero su editor Sylvan Beck fue muy preciso: Cisco
ha de ser un buen chico, las historias debían durar entre 12 y 14 semanas y
habían de tener un principio y un final claros.
El éxito le acompañó y se publicó durante 18 años, de 1951 a
1968; al cabo de un tiempo, 150 diarios americanos y muchos más en el resto del
mundo publicaban la tira.
Rod Reed no vivía en Nueva York y nunca se encontró con
Salinas, se escribían, decidían sobre el trabajo a realizar, pero no llegaron a
conocerse.
Cuenta Salinas que se tomaba algunas libertades con los
guiones, añadía detalles humorísticos y planificaba a su gusto las secuencias.
Siempre trabajó sólo; al contrario que la mayoría de sus colegas americanos, no
tuvo ayudantes, sólo con ocasión de un viaje a Europa, continuó la tira su hijo
Alberto durante algunas semanas. A pesar de ello, Salinas jamás tuvo problemas
con los plazos de entrega, pese a su virtuosismo, era un dibujante rápido y
seguro.
Al principio de la serie, The Cisco Kid es una recreación de los
mitos del Oeste: el asalto a la diligencia, el ataque al tren, el robo de un
banco o enfrentamientos con los pieles rojas; pero este diseño clásico deja
pronto paso al romanticismo más conservador y a la visión americana del latino
tópico, galante y de sonrisa cautivadora.
Salinas contaba que prefería la etapa intermedia del
personaje, con secundarios como Red Ryata, el forajido obsesionado con la fama
y salir en los periódicos; fueron estos personajes secundarios los que le
dieron cierta densidad a las historias.
Salinas fue un dibujante muy seguro y sus originales tienen
muy pocas rectificaciones; en The Cisco Kid utiliza el pincel seco para dar grises
con sus rayados; como si se tratara de la pluma, los bordados de la camisa de
Cisco hechos con gouache blanco son asombrosos, pero quizá lo mejor son sus
escenas de acción y movimiento, los personajes parecen salirse del papel; su
aparente soltura esconde un gran talento y un exhaustivo aprendizaje, ni su
admirado Foster es capaz de dibujar un caballo al galope con la fuerza de
Salinas.
The Cisco Kid nunca tuvo página dominical y es una pena, ¡que
maravilla hubiera sido contemplar los dibujos de Salinas con el añadido de un
buen color!, como era norma en la época. Sin embargo, sólo con papel y tinta
china, Salinas fue capaz de conseguir un colorido como pocos podrían hacer.
Consultas:
- Entrevista a J. L. Salinas de Juan Sasturain en Superhumor.
- Artículo de Rod Reed para la publicación de las primera
tiras del personaje.
- Entrevista a J. L. Salinas de Carlos Trillo y Guillermo
Saccomano.
Manuel Andrés
Uno de los cómics artísticamente más sublimes de toda la historia del 9º Arte. Espero que este tomo de Manuel Caldas tenga continuidad...
ResponderEliminarSaludos.
Es una pena que no se encuentren buenos originales para su reproduccion,pero conociendo la manera de trabajar del Sr. Caldas seguro que nos deleita con una edicion maravillosa a cargo de uno de los mejores dibujantes del mundo.
ResponderEliminarDeseando estamos de tenerlo en nuestras manos.
Adelante D.Manuel.
Saludos.
Bueno, bueno, bueno... La cosa parece que va por buen camino. Estamos de enhorabuena... El Cisco, editado por Caldas. ¡¡Una mezcla explosiva!!
ResponderEliminarY Navarro, posiblemente, saque algo de Hernández Palacios. ¿Se puede pedir más?
¡¡¡Sí, por supuesto!!! Que alguien nos traiga a España a Dino Battaglia, Sergio Toppi, Attilio Micheluzzi, Gianni de Luca, Jacoviti y otros autores italianos...
Un saludo cordial desde el Nibelheim.
Magnífica noticia, sin duda. Estoy deseando tener en mis manos el primero tomo.
ResponderEliminarUn saludo.
Todos esperamos que tenga continuidad. Caldas ha utilizado el mejor material posible, incluso originales en muchos casos, doy fe, pues yo mismo le he enviado escaneos de los mios.
ResponderEliminarAlberich, creo que tardaremos menos en aprender italiano...
Enhorabuena por el suculento trabajo de prologar una obra como Cisco Kid, editada nada menos que por el señor Caldas.
ResponderEliminarEl texto está en general bien redactado y ofrece un excelente cúmulo de información.
Si acaso, date cuenta que has puesto comillas en el título de una obra, que estaba en cursiva. Es mejor la cursiva sin más y dejar las comillas para otras funciones.
Hola Manuel. Alguna cosilla:
ResponderEliminarEs Duncan Renaldo, no Reinaldo.
César Romero nunca llevó gandes bigotes tipo Pancho Villa, que yo recuerde.
En castellano es mejicano, la "x" de marras debe evitarse.
Me alegrará ver el tomo de Caldas, que posiblemente, sea a la par, con el tomo 1 de la edición de Classic comic press.
ResponderEliminarLa edición española de Cisco Kid editada por Eseuve, solo estaba bien el primer año, con material directo de agencia (KFS). el resto no mereció la pena...
Juan M.: hablo de los bigotes de César Romero, no de los de Renaldo (si, aquí tienes razón).
ResponderEliminarLo de la X era por la cosa racial más que nada.
¿Para cuando se pone a la venta?
ResponderEliminarGracias.
Diciembre
ResponderEliminar"un típico mexicano de grandes bigotes a lo César Romero".
ResponderEliminarManuel, que a mí me da igual. Pero que César Romero llevaba un bigote normalito, no grandes bigotes. Puedes poner como ejemplo a Pancho Villa, y todos contentos :)
Hola! Donde se puede comprar cisco kid en espanol?
ResponderEliminarpor favor contestar , lucio
Lucio, en la penúltima entrada del blog hay más información, verás que el correo de Caldas donde puedes contactar con el y pedirlo directamente es: mcaldas59@sapo.pt es lo más interesante y lleva regalo guapo.
ResponderEliminarUn saludo.
Yo ha comprado esta edicion gracias a su postage. Saludos desde Brasil!
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